Señora de rojo sobre fondo gris.
Por Miguel Delibes.
99 páginas.
Círculo de Lectores.
Es esta una corta novela, muy especial, que trata del amor y de la muerte, del dolor y de la vida. De fuerzas totalmente distintas entre sí, y sin embargo, entrelazadas sin descanso para conformar la realidad.
El protagonista de la historia es también el narrador: un famoso pintor establece un monólogo ante su hija rememorando sus recuerdos desde 1975, justo cuando algunos miembros de su familia son encarcelados por motivos políticos, y sobre todo, en el momento de la muerte de su mujer, Ana.
Delibes realiza la tarea de ponerse en la piel del pintor y habla por él, por el personaje que él mismo ha creado. Y nuestro pintor describirá constantemente la vibrante y carismática personalidad de su mujer, la vitalidad con la que contagiaba a todos los que la rodeaban, la inteligencia soberana que irradiaba, la sensibilidad arrolladora que poseía...
"Quizá fuera su capacidad para sorprender lo que me deslumbró de ella, lo que a lo largo de los años me mantuvo tenazmente enamorado".
Es a causa de su enfermedad y de su muerte cuando él no puede volver a pintar, tal era la magnitud del poder que su mujer ejercía sobre él, ella era su creatividad, su fuerza y su voluntad.
"Miraba mis manos pesadas e impedidas (...). Eran manos agotadas, sin presente ni futuro, inútiles".
La narración es constante, sin capítulos, sin cortes, sin partes diferenciadas, sin diálogos; es literalmente, un monólogo convertido en novela. Por todo ello, el ritmo de la narración es fluctuante, va construyéndose a raíz de los recuerdos y pensamientos que acuden a la mente del protagonista, y por eso, los acontecimientos también aparecen desordenados en el tiempo, es el lector quién debe hacer el esfuerzo de entender qué momentos de la narración pertenecen al pasado o al presente.
Esta carta de amor es tremendamente triste y hermosa a la vez, nos cuenta que el dolor va necesariamente unido al amor, y que la vida y la muerte forman parte del "mismo filo de la navaja", y yo precisamente la interpreto como un canto a la vida, un llamamiento a la sinceridad que nos debemos a nosotros mismos y a los demás,
"Es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran. Cuando alguien imprescindible se va de tu lado, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales",
lo interpreto como el deseo de vivir nuestras vidas intensamente, aprender de todo y sacarle el máximo partido, la esencia de lo que fue, es y será. Ayudarte de todo ello para ser feliz y vivir una vida de la que puedas sentirte orgulloso al mirar atrás
"En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda su vida".
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