martes, 25 de agosto de 2015

Señora de rojo sobre fondo gris. Delibes.


Señora de rojo sobre fondo gris.

Por Miguel Delibes.
99 páginas.
Círculo de Lectores.

Es esta una corta novela, muy especial, que trata del amor y de la muerte, del dolor y de la vida. De fuerzas totalmente distintas entre sí, y sin embargo, entrelazadas sin descanso para conformar la realidad.

El protagonista de la historia es también el narrador: un famoso pintor establece un monólogo ante su hija rememorando sus recuerdos desde 1975, justo cuando algunos miembros de su familia son encarcelados por motivos políticos, y sobre todo,  en el momento de la muerte de su mujer, Ana.  

Delibes realiza la tarea de ponerse en la piel del pintor y habla por él, por el personaje que él mismo ha creado.  Y nuestro pintor describirá constantemente la vibrante y carismática personalidad de su mujer, la vitalidad con la que contagiaba a todos los que la rodeaban, la inteligencia soberana que irradiaba, la sensibilidad arrolladora que poseía...
"Quizá fuera su capacidad para sorprender lo que me deslumbró de ella, lo que a lo largo de los años me mantuvo tenazmente enamorado".
Es a causa de su enfermedad y de su muerte cuando él no puede volver a pintar, tal era la magnitud del poder que su mujer ejercía sobre él, ella era su creatividad, su fuerza y su voluntad.
"Miraba mis manos pesadas e impedidas (...). Eran manos agotadas, sin presente ni futuro, inútiles".
La narración es constante, sin capítulos, sin cortes, sin partes diferenciadas, sin diálogos; es literalmente, un monólogo convertido en novela. Por todo ello, el ritmo de la narración es fluctuante, va construyéndose a raíz de los recuerdos y pensamientos que acuden a la mente del protagonista, y por eso, los acontecimientos también aparecen desordenados en el tiempo, es el lector quién debe hacer el esfuerzo de entender qué momentos de la narración pertenecen al pasado o al presente.

Esta carta de amor es tremendamente triste y hermosa a la vez, nos cuenta que el dolor va necesariamente unido al amor, y que la vida y la muerte forman parte del "mismo filo de la navaja", y yo precisamente la interpreto como un canto a la vida, un llamamiento a la sinceridad que nos debemos a nosotros mismos y a los demás,
"Es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran. Cuando alguien imprescindible se va de tu lado, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales",
lo interpreto como el deseo de vivir nuestras vidas intensamente, aprender de todo y sacarle el máximo partido, la esencia de lo que fue, es y será. Ayudarte de todo ello para ser feliz y vivir una vida de la que puedas sentirte orgulloso al mirar atrás
"En el peor de los casos, yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda su vida".

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